CONSULTAR WEB DEL FORO
SABER ASIR, SABER SOLTAR
Pese a la contención de sus ademanes y palabras, Ramiro Calle tiene seguidores apasionados. Muchos de ellos estaban en la conferencia que pronunció en el Foro Internacional de las Ciencias Ocultas y Espirituales. El tema era el de su último libro, "El arte de la pareja", que ya va por la tercera edición.
Pero lo que más le extrañó es que nadie, excepto él, explicaba por qué se empareja.La gente daba los testimonios más diversos, pero nunca aparecía la palabra cariño. Le dejó perplejo que nadie dijera "me emparejo cuando quiero y siento cariño por una persona". Porque la pareja son dificultades, una suma de complicaciones. Creemos que la pareja va a resolver todas nuestras complejidades, que va a cumplimentar todas nuestras expectativas, que el encantamiento de la atracción, esa especie de supina imbecilidad que hay al principio, se va a mantener siempre... Y al final vienen la desdicha y el dolor, salvo que haya un cariño inmenso y profundo por la otra persona, que pueda compensar todas las dificultades propias de la pareja.
Cuando nos emparejamos todos tejemos en nuestra mente un universo totalmente idealizado de lo que puede ser la relación de pareja, pero luego, en lo que llamaríamos "el verdugo del amor", que es la convivencia, la cotiadineidad, surge muchas veces el conflicto, la tensión, la disparidad de sentimientos y opiniones y el desgaste inevitable de toda pareja. Si no hay cariño, es muy difícil mantener y sostener una pareja. Porque cuando nos emparejamos formamos una relación mutuante, de ayuda recíproca, y mutante, que va evolucionando.
Cuando una pareja está basada en el egocentrismo, o en el narcisismo, o en la docilidad o en el dominio, al final la pareja es insostenible. Ahí llegaría el momento de saber asir, por un lado, pero también de saber soltar por otro. Porque todos tenemos una asignatura pendiente, del mismo modo que hemos de soltar este cuerpo, muchas veces en la vida hay que soltar.
¿Para qué nos emparejamos? se ha preguntado a continuación. En la India, donde el 90 por ciento de los matrimonios son de conveniencia, hay una frase famosa: "El amor viene después". Aquí, el amor viene antes y luego uno en seguida se descasa. Son diferentes modos de contemplar la vida, pero como nuestra elección en principio es libre, cada uno debe sopesar por qué y para qué se empareja y también qué modelo de pareja se quiere seguir.
¿Por qué nos desemparejamos? Hay personas que se separan en poquísimo tiempo, pasan del encanto al desencanto, las hay que dicen "daría la vida por tí" y luego, un tiempo después, se la quitan. Estas son las grandes paradojas en las relaciones de pareja. Los malos tratos no hay que centrarlos en los de crueldad muy manifiesta o evidente, como los malos tratos físicos. Es que hay otro tipo de malos tratos que se dan constantemente en las parejas y nos pasan inadvertidos: la palabra acre, la palabra irónica, las humillaciones, las intolerancias, el minar y sabotear sistemáticamente la autoestima de la otra persona... No son los moratones de la cara, pero son los moratones del alma.
Lamentablemente, cuando uno va escarbando - ha asegurado- se da cuenta de que incluso esas parejas que parecen tan armónicas utilizan la lengua uno contra otro, como si fuera una daga, para hacerse daño. Y la falta de respeto también es un maltrato psíquico. Y levantar la voz, permitir que la otra persona nos amenace o nos domine. En la mayoría de las parejas hay malos tratos psíquicos encubiertos.
Hay que sanear la pareja desde dentro, y hay que saber soltar, no sólo asir. Porque cuando una pareja, elegida libremente, no es para beneficio recíproco, para conciliar intereses, para crecer, para que se perpetúe el cariño, esa pareja no tiene la menor razón de ser. ¿Por qué nos desemparejamos? Por monotonía, porque se acaba la vida sexual, que aunque haya mucho cariño a veces es un handicap, por incomprensión, porque nuestras expectativas se han visto frustradas y habíamos idealizado tanto a esa persona que luego nos damos cuenta de que era solamente una proyección de nuestra imaginación. Ese adagio "Las parejas reñidas son las más queridas" es absolutamente falso, porque al final surgen todo tipo de exigencias, reproches.
¿Por qué cuando debemos desemparejarnos no lo hacemos? se ha preguntado por último. Por razones muy diversas, ha dicho; a veces son los hijos, pero ¿es que es mejor para los niños estar soportando las constantes discusiones y divergencias de las figuras paternas? Otras veces son los medios económicos, no dar un disgusto a los familiares o no abundar en la maledicencia de los demás.
Otras veces es porque uno piensa: esto se arreglará. Y entonces se llega a lo más perverso; voy a ver si teniendo un niño lo arreglo. No se conoce ningún caso de que eso haya ocurrido; generalmente se desarregla más. Otras veces se tiene una falsa expectativa: esa persona cambiará. Es agresiva, pero quizá un dia será más suave. Y nunca sucede, a no ser que esa persona haga yoga o se someta a una psicoterapia muy profunda.
Hay que aprender a amar más y, sobre todo, mejor y no utilizar el amor o la amistad para conductas abusivas con los seres que nos quieren. "Amar -ha concluido- es como el sol: el sol emite sus rayos, su luz, su calor y ni siquiera se pregunta si tú quieres recibirlo".
SABER ASIR, SABER SOLTAR
Ramiro Calle dice que tan importante como elegir pareja es saber romper una relación cuando no se basa en el amor y la ayuda recíproca
Pese a la contención de sus ademanes y palabras, Ramiro Calle tiene seguidores apasionados. Muchos de ellos estaban en la conferencia que pronunció en el Foro Internacional de las Ciencias Ocultas y Espirituales. El tema era el de su último libro, "El arte de la pareja", que ya va por la tercera edición.
Empezó diciendo que a veces hay una rara obsesión por emparejarse, como si la pareja fuera a resolver las complejidades de una persona. En realidad, si uno no está en si mismo entero y completo, la pareja puede abocar a la frustración o al desencanto, porque todos nos extraviamos en expectativas de que nuestra pareja, o nuestros amigos, o nuestra familia tienen que centrarnos y completarnos, cuando es uno mismo quien tiene que centrarse y completarse a si mismo.
¿Qué es la pareja?, se pregunta el conferenciante. Solemos entender por pareja una relación sentimental, del orden que fuere, con otra persona. Pero, ¿por qué nos emparejamos? Esta pregunta se la trasladó Ramiro Calle a miles de personas y las respuestas forman un variado abanico de opiniones en su libro. Al autor le sorprendió ver tantas opiniones como parejas: desde quien dice abiertamente que quiere tener pareja por una cuestión solamente sensual, a quien dice que por viajar juntos, por divertirse, por compartir, por departir, o quien declara que por tener un compañero en la vida y poder luchar más o mejor acompañado en las circunstancias vitales a veces adversas que vivimos...
Pero lo que más le extrañó es que nadie, excepto él, explicaba por qué se empareja.La gente daba los testimonios más diversos, pero nunca aparecía la palabra cariño. Le dejó perplejo que nadie dijera "me emparejo cuando quiero y siento cariño por una persona". Porque la pareja son dificultades, una suma de complicaciones. Creemos que la pareja va a resolver todas nuestras complejidades, que va a cumplimentar todas nuestras expectativas, que el encantamiento de la atracción, esa especie de supina imbecilidad que hay al principio, se va a mantener siempre... Y al final vienen la desdicha y el dolor, salvo que haya un cariño inmenso y profundo por la otra persona, que pueda compensar todas las dificultades propias de la pareja.
Cuando nos emparejamos todos tejemos en nuestra mente un universo totalmente idealizado de lo que puede ser la relación de pareja, pero luego, en lo que llamaríamos "el verdugo del amor", que es la convivencia, la cotiadineidad, surge muchas veces el conflicto, la tensión, la disparidad de sentimientos y opiniones y el desgaste inevitable de toda pareja. Si no hay cariño, es muy difícil mantener y sostener una pareja. Porque cuando nos emparejamos formamos una relación mutuante, de ayuda recíproca, y mutante, que va evolucionando.
Cuando una pareja está basada en el egocentrismo, o en el narcisismo, o en la docilidad o en el dominio, al final la pareja es insostenible. Ahí llegaría el momento de saber asir, por un lado, pero también de saber soltar por otro. Porque todos tenemos una asignatura pendiente, del mismo modo que hemos de soltar este cuerpo, muchas veces en la vida hay que soltar.
Toda pareja, toda relación humana libremente elegida, debe ser -ha dicho Ramiro Calle- para la dicha, el bienestar, el crecimiento recíproco, la ayuda y la evolución. Si una pareja es un foco de tensiones y perturbaciones, ¿por qué mantenemos la pareja? La pareja es una elección; nadie, aquí en España o en países libres, nos obliga a la pareja. Las personas por las que optamos son una elección. Y dentro de esa elección, cada persona debe intuir o indagar qué tipo de pareja desea.
A la famosa actriz Marlene Dietrich le preguntaron "¿No es bueno que, en un matrimonio, cada uno viva en una habitación?" Y ella respondió "No, no; que viva cada uno en un piso". Porque muchas veces esa convivencia cerrada es la que crea desgaste. Un maestro de yoga me decía "Si alguien te gusta, ténle lejos y te seguirá gustando". Porque justo lo que al principio te encanta de tu relación es lo que acabas detestando con la convivencia cotidiana, como no haya una gran tolerancia, porosidad psíquica y permeabilidad emocional.
¿Para qué nos emparejamos? se ha preguntado a continuación. En la India, donde el 90 por ciento de los matrimonios son de conveniencia, hay una frase famosa: "El amor viene después". Aquí, el amor viene antes y luego uno en seguida se descasa. Son diferentes modos de contemplar la vida, pero como nuestra elección en principio es libre, cada uno debe sopesar por qué y para qué se empareja y también qué modelo de pareja se quiere seguir.
¿Por qué nos desemparejamos? Hay personas que se separan en poquísimo tiempo, pasan del encanto al desencanto, las hay que dicen "daría la vida por tí" y luego, un tiempo después, se la quitan. Estas son las grandes paradojas en las relaciones de pareja. Los malos tratos no hay que centrarlos en los de crueldad muy manifiesta o evidente, como los malos tratos físicos. Es que hay otro tipo de malos tratos que se dan constantemente en las parejas y nos pasan inadvertidos: la palabra acre, la palabra irónica, las humillaciones, las intolerancias, el minar y sabotear sistemáticamente la autoestima de la otra persona... No son los moratones de la cara, pero son los moratones del alma.
Lamentablemente, cuando uno va escarbando - ha asegurado- se da cuenta de que incluso esas parejas que parecen tan armónicas utilizan la lengua uno contra otro, como si fuera una daga, para hacerse daño. Y la falta de respeto también es un maltrato psíquico. Y levantar la voz, permitir que la otra persona nos amenace o nos domine. En la mayoría de las parejas hay malos tratos psíquicos encubiertos.
Hay que sanear la pareja desde dentro, y hay que saber soltar, no sólo asir. Porque cuando una pareja, elegida libremente, no es para beneficio recíproco, para conciliar intereses, para crecer, para que se perpetúe el cariño, esa pareja no tiene la menor razón de ser. ¿Por qué nos desemparejamos? Por monotonía, porque se acaba la vida sexual, que aunque haya mucho cariño a veces es un handicap, por incomprensión, porque nuestras expectativas se han visto frustradas y habíamos idealizado tanto a esa persona que luego nos damos cuenta de que era solamente una proyección de nuestra imaginación. Ese adagio "Las parejas reñidas son las más queridas" es absolutamente falso, porque al final surgen todo tipo de exigencias, reproches.
Otras veces nos separamos porque no hemos sabido tallar el vínculo afectivo sano. Ninguna relación de amor, ni tampoco de amistad, puede basarse en las exigencias, los reproches, las expectativas, los celos... En opinión del prestigioso orientalista, hay tres grandísimos enemigos de la relación: el yo dominante, el yo dócil y la simbiosis. Con esos enemigos no puede haber crecimiento ni libertad. También ha dicho que en las relación der pareja hay tres espacios: el mio, el tuyo y el nuestro. Cuando se confunden, surgen infinidad de problemas. Como decía el poeta Jalil Gibran, ningún árbol puede crecer hermoso a la sombra de otro árbol.
El vínculo afectivo sano debe basarse en la interdependencia, la intercomunicación. Yo no soy más que tú, tú no eres más que yo. Somos dos personas que hemos elegido estar juntas para cultivar desarrollo, crecimiento en el mundo exterior y en el mundo interior.
El amor consciente -ha señalado- es poner los medios para que la otra persona sea feliz aun a riesgo de perderla. Porque si hay verdadero amor, el amor siempre prevalece. El amor consciente es el que trata de liberar la relación de celos, envidia, rabia, resentimiento, incomprensión e intolerancia.¿Por qué cuando debemos desemparejarnos no lo hacemos? se ha preguntado por último. Por razones muy diversas, ha dicho; a veces son los hijos, pero ¿es que es mejor para los niños estar soportando las constantes discusiones y divergencias de las figuras paternas? Otras veces son los medios económicos, no dar un disgusto a los familiares o no abundar en la maledicencia de los demás.
Otras veces es porque uno piensa: esto se arreglará. Y entonces se llega a lo más perverso; voy a ver si teniendo un niño lo arreglo. No se conoce ningún caso de que eso haya ocurrido; generalmente se desarregla más. Otras veces se tiene una falsa expectativa: esa persona cambiará. Es agresiva, pero quizá un dia será más suave. Y nunca sucede, a no ser que esa persona haga yoga o se someta a una psicoterapia muy profunda.
Hay que aprender a amar más y, sobre todo, mejor y no utilizar el amor o la amistad para conductas abusivas con los seres que nos quieren. "Amar -ha concluido- es como el sol: el sol emite sus rayos, su luz, su calor y ni siquiera se pregunta si tú quieres recibirlo".
0 comentarios:
Publicar un comentario