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EL ÚLTIMO PAPA
Según san Malaquías, con Francisco finalizará el papado
El catolicismo romano, con la figura del papa, tiene una importancia capital –aseguró el conferenciante- porque la sociedad cristiana occidental, que es la que domina el mundo, sigue siendo una continuidad del imperio romano, que se rige por normas heredadas de aquel imperio. Ese poder lo perpetúa el Vaticano, por ejemplo, con el uso del latín.
Además, el Vaticano es la única monarquía absoluta que existe hoy en día, si exceptuamos algunos pequeños países, como Nepal y Bután. La tradición histórica señala que un monarca absoluto jamás puede dimitir. Por este motivo, la renuncia de Benedicto XVI supone un terremoto, aunque las jerarquías traten de justificarla con argumentos más o menos discutibles.
El día anterior había caído en la ciudad brasileña de Santo Antonio da Platina una lluvia de arañas negras, un símbolo que muchos anticlericales identifican con la curia romana y que al novelista Blasco Ibáñez le sirvió de título para su violenta diatriba contra los jesuitas “La araña negra”. Y al día siguiente de la renuncia papal, Corea del Norte realizó una prueba nuclear que provocó un terremoto de cinco grados que pudo sentirse en los países vecinos.
Respecto a los posibles motivos de la dimisión del papa, más allá de su avanzada edad, 86 años, y delicado estado de salud, se señalan las cada vez más numerosas denuncias de casos de pederastia protagonizados por sacerdotes, pese a la tardía reacción del pontífice y de una parte de la jerarquía eclesiástica, y la situación terminal de corrupción moral en la curia romana que, al parecer, revela el aún secreto informe encargado por Benedicto XVI a tres cardenales octogenarios sobre el llamado “Vatileaks”.
Entre sus proyectos,
como luego se supo a través de diversas cartas legadas por su familia, estaba
socializar los bienes de la Iglesia y repartirlos entre la Iglesia militante,
sacar del Vaticano a la curia y convertirlo en un museo, dar , de forma
paulatina, mayor participación a la mujer y que la Iglesia pasara a gobernarse
como en los tiempos primitivos del cristianismo, conjuntamente por todos los
obispos, con lo que se iría hacia la desaparición del papa, que volvería a
ser simplemente el obispo de Roma, lo
que había sido antes de hacerse con el poder absoluto.
Su pontificado sólo duró 33 dias. A sus familiares se les negó terminantemente el acceso al Vaticano y se les impidió por todos los medios que solicitasen un análisis forense del cadáver. En las catacumbas vaticanas, en el subterráneo de la basílica de San Pedro, donde se entierra a los papas, su sepultura no suele tener flores, a diferencia de las de sus predecesores y la de quien le sucedió, Juan Pablo II.
EL ÚLTIMO PAPA
Según san Malaquías, con Francisco finalizará el papado
Había gran expectación en la sala de conferencias de
Príncipe Pio ante la intervención de Enrique de Vicente sobre los enigmas,
señales y profecías en torno a la renuncia del papa Benedicto XVI y la elección
de su sucesor en un cónclave que iba a comenzar tres días
después.
El director de “Año Cero” desgranó un “thriller”, una
narración de intrigas palaciegas rodeadas de ominosos signos celestes de que
algo trascendental para todos nosotros, independientemente de nuestras
creencias o de la falta de ellas, se estaba avecinando. El título de la conferencia, “El último papa”,
se refiere a que el nuevo papa Francisco
es el último de la lista profética de 112 pontífices atribuida a Malaquías,
un santo irlandés del siglo XIII.
Enrique de Vicente comenzó diciendo que la histórica e
inesperada renuncia del papa Ratzinger
había caído como un verdadero rayo sobre el inconsciente colectivo. Porque la Iglesia católica ha ido
convirtiéndose, a lo largo de los siglos y a partir del emperador romano
Constantino, en una teocracia, es decir, un gobierno de origen divino.
El catolicismo romano, con la figura del papa, tiene una importancia capital –aseguró el conferenciante- porque la sociedad cristiana occidental, que es la que domina el mundo, sigue siendo una continuidad del imperio romano, que se rige por normas heredadas de aquel imperio. Ese poder lo perpetúa el Vaticano, por ejemplo, con el uso del latín.
Además, el Vaticano es la única monarquía absoluta que existe hoy en día, si exceptuamos algunos pequeños países, como Nepal y Bután. La tradición histórica señala que un monarca absoluto jamás puede dimitir. Por este motivo, la renuncia de Benedicto XVI supone un terremoto, aunque las jerarquías traten de justificarla con argumentos más o menos discutibles.
Benedicto XVI visitó la tumba de Celestino V |
Nunca ha habido en la historia una dimisión voluntaria de un
papa como ésta. La anterior la protagonizó Celestino V, un pobre monje
anacoreta al que eligieron contra su voluntad para acabar con las disputas de
los cardenales por el poder. Renunció a los 107 días de ser elegido,
escandalizado por lo que había visto, y fue encarcelado por su sucesor,
Bonifacio VIII. El hallazgo de un
orificio en la parte posterior de su cráneo hizo surgir las sospechas de que
pudo ser asesinado, aunque el Vaticano no publicó las conclusiones de una
reciente investigación al respecto.
En cuanto a la renuncia de Benedicto XVI, está rodeada de
símbolos y señales que merece la pena considerar, a juicio del conferenciante.
En primer lugar, la fecha en que se produjo: un dia 11, como tantos otros de
los últimos años en que han ocurrido acontecimientos muy importantes, como el
11 de septiembre de 2001 (atentados en Estados Unidos), el 11de marzo de 2004
(atentados en Madrid), el 11 de marzo de
2011 (tsunami en Japón y accidente nuclear de Fukushima) o el 11 de febrero de
2011 (cae Mubarak en Egipto)…
Ese mismo 11 de febrero, horas después de que el papa
anunciara su dimisión, cayó un rayo sobre la cúpula de la basílica de San Pedro
y, también el mismo dia, se resquebrajó la pared principal del sarcófago de
hormigón que protege el reactor nuclear de Chernobyl. Esta es una palabra rusa
que significa ajenjo, una planta amarga, y Ajenjo es uno de los pocos nombres
propios que aparece en el Apocalipsis, refiriéndose simbólicamente a una estrella
caída del cielo que envenena los ríos.
El día anterior había caído en la ciudad brasileña de Santo Antonio da Platina una lluvia de arañas negras, un símbolo que muchos anticlericales identifican con la curia romana y que al novelista Blasco Ibáñez le sirvió de título para su violenta diatriba contra los jesuitas “La araña negra”. Y al día siguiente de la renuncia papal, Corea del Norte realizó una prueba nuclear que provocó un terremoto de cinco grados que pudo sentirse en los países vecinos.
Para el viernes
siguiente se esperaba que un meteorito pasara cerca de la Tierra. Y sin
que, al parecer, tuviera relación alguna con el que se esperaba, otro cuerpo
celeste, acompañado de una luz cegadora, cayó ese día sobre la región rusa de
Chelyabinsk, causando más de mil heridos y numerosos destrozos. Todo esto puede
interpretarse como obvias señales simbólicas de que algo muy importante va a
ocurrir o está ocurriendo ya.
Respecto a los posibles motivos de la dimisión del papa, más allá de su avanzada edad, 86 años, y delicado estado de salud, se señalan las cada vez más numerosas denuncias de casos de pederastia protagonizados por sacerdotes, pese a la tardía reacción del pontífice y de una parte de la jerarquía eclesiástica, y la situación terminal de corrupción moral en la curia romana que, al parecer, revela el aún secreto informe encargado por Benedicto XVI a tres cardenales octogenarios sobre el llamado “Vatileaks”.
Paoletto cubre las espaldas de Benedicto XVI |
El escándalo en el que se veían involucrados miembros de la curia estallaba el año pasado. Se trataba de un supuesto compló para asesinar al papa. Surgió después el llamado Vatileaks, el robo y filtración de documentos confidenciales, incluida correspondencia personal del papa Ratzinger, llevada a cabo por su mayordomo, Paolo Gabriele, y otras personas , que al parecer no tenía nada contra Benedicto XVI sino que trataban de ayudarle sacando a la luz esos documentos, incluida la amenaza de muerte, ya que el hecho de publicarse la neutralizaría. “El pobre Paoletto–recordó Enrique de Vicente- fue condenado a 18 meses de arresto, pero a los treinta días el papa le perdonó sus pecados y no le dio una medalla al mérito porque no era políticamente correcto”.
“Hay demasiados
síntomas –señaló el conferenciante- de que “los cuervos” han tomado el
Vaticano”. El mayor escándalo es el de
las finanzas, que desde los años 30 gestiona el IOR, Instituto para las
Obras de Religión, una mezcla de banco y paraíso fiscal que durante
muchos años ha estado invirtiendo en los
negocios más turbios, como el blanqueo de dinero procedente de la Mafia : droga,
prostitución y otras actividades delictivas.
En cuanto a ese
informe secreto, que algunos cardenales querían conocer con detalle antes de
entrar en el cónclave, el diario “La Stampa”
filtró la existencia de peleas a muerte por el poder dentro de la curia
entre dos facciones, la dirigida por el todopoderoso secretario de estado, cardenal Bertone, y la llamada “diplomática”,
capitaneada por su antecesor, el cardenal Sodano, y también de escándalos
homosexuales que a veces tenían por escenario el propio recinto vaticano.
Estimó el
conferenciante que la pelea que se va a librar en el Vaticano es una pelea
atroz y decisiva, por la influencia espiritual y simbólica que tiene sobre el
destino de la humanidad. “Quiera el Espíritu Santo –exclamó- que no venza
ninguna de las dos facciones rivales, que sólo buscan el dinero y el poder, y
que venzan, por el contrario, los cardenales que no están en ese tinglado,
seres realmente espirituales y cristianos, y que de entre ellos salga un papa
que trate de hacer lo mejor para la Iglesia y para el mundo”.
"No
sería anómalo que el Espíritu Santo eligiera un buen papa -prosiguió el director de “Año Cero”- porque ya ocurrió
en 1978, con la elección de Juan Pablo I, santo –aunque no se le ha reconocido
como tal- y mártir, ya que murió-envenenado por quienes le rodeaban- por sus creencias, por el bien y la verdad".
Juan Pablo I |
No tuvo
palabras tan elogiosas Enrique de Vicente para el que se conoció como “el papa bueno”y ya beato Juan XXIII, que en opinión del
conferenciante contribuyó también a la tolerancia de conductas criminales, al
dictar una disposición por la que todo miembro del clero que revelara
públicamente o denunciara ante la justicia un delito que pudiera haber ocurrido
dentro de la Iglesia sería excomulgado automáticamente; su obligación era
comunicarlo a los tribunales eclesiásticos.
A continuación, el conferenciante se refirió a las profecías
sobre los papas atribuidas a san Malaquías, un obispo irlandés del siglo XIII, en las que
se adjudica a cada pontífice un lema alusivo a aspectos de su biografía y que
hasta ahora han ido coincidiendo de forma bastante verosímil con la realidad.
Tras repasar los lemas correspondientes
a los últimos papas y su interpretación, Enrique de Vicente se detuvo en la
anotación profética que debe corresponder al momento actual.
En ella se habla
de persecución extrema. Al último papa, san Malaquías le adjudica el nombre de
Pedro Romano, “que apacienta sus ovejas en medio de grandes tribulaciones y
durante cuyo mandato la ciudad de las siete colinas será destruida y el Juez
Tremendo juzgará a su pueblo. Fin”, concluye la profecía, que el conferenciante
no interpreta como el fin del mundo, sino como el fin del papado o de la
Iglesia católica tal como la conocemos ahora.
En cuanto al nombre de Pedro Romano, había por lo menos tres
cardenales que tenían ese apelativo en el reciente cónclave, pero –como se
sabe- el papa electo, el cardenal argentino Bergoglio, ni se llama así ni
eligió ser el segundo Pedro en la historia de la Iglesia. El director de “Año
Cero” señaló que el cardenal Tarcisio Bertone, secretario de estado de
Benedicto XVI, además de llamarse Pedro Evasio Tarcisio Bertone, nació en un
pequeño pueblo italiano llamado Romano Canavese.
Sin embargo, el
conferenciante descartó las posibilidades de Bertone de ser elegido por
contar con demasiados enemigos, aunque advirtió de que podía ser un símbolo de
lo que iba a ocurrir: una pugna entre una facción dirigida por el propio
Bertone, y otra llamada “diplomática”, encabezada por
su antecesor en la secretaría de estado, el cardenal Sodano, excluido del cónclave
por ser mayor de 80 años, con sus respectivos ncandidatos. Como se sabe, ninguna
de esas candidaturas prosperó, pero eso no quiere decir que ambas facciones no
prosigan sus disputas si el papa Francisco no actúa enérgicamente.
Por último, Enrique de Vicente se refirió a las diversas
profecías y visiones de los últimos papas que predicen un trágico final para el
último pontífice, que moriría asesinado. A este respecto, el conferenciante
destacó que tanto el cardenal Bertone como el ahora papa emérito, cuando se
hallaba al frente del antiguo Santo Oficio, la Congregación para la Doctrina de
la Fe, ocultaron parte del llamado “tercer secreto de Fátima”, supuestamente revelado
por la Virgen a los tres pastorcillos a los que se apareció en esa localidad
portuguesa y en el que supuestamente se describía tal atentado.
Atentado contra Juan Pablo II, el 13 de mayo de 1981 |
El intento de asesinato de Juan Pablo II, el 13 de mayo de
1981, festividad de la Virgen de Fátima, fue aprovechado para tergiversar ese
ominoso secreto y darlo por ya cumplido. Una vez realizada esa falsa
revelación, según el director de “Año Cero” el cardenal Bertone le prohibió a
la vidente sor Lucía hablar con nadie sobre ese asunto, hasta su muerte, y
asistir incluso a la beatificación de sus primos, Jacinta y Francisco, que
habían protagonizado con ella las apariciones marianas.
Ese tercer secreto de Fátima podría referirse también a la
actual situación de la Iglesia y a una futura gran destrucción, tal vez un
cataclismo atómico, de resonancias apocalípticas. A este respecto, el conferenciante
advirtió que en estos momentos el principal riesgo está en el
enfrentamiento, por ahora sólo
dialéctico, entre dos potencias cuyos dirigentes son mesiánicos: Israel e Irán,
que esperan la llegada inminente de sus respectivos
mesías y la recíproca eliminación del enemigo.
Sin apenas solución de continuidad, Enrique de Vicente habló
también, esa misma mañana, de los “chemtrails”, esas misteriosas estelas que dejan algunos aviones
en nuestros cielos y que, según
múltiples denuncias, no son otra cosa que fumigaciones de productos tóxicos
para la salud humana. Pero ésa es otra historia, que el conferenciante
relacionó con la anterior y que aquí se contará otro día.