RITUAL DE PURIFICACIÓN CON LOS MONJES DEL DALAI LAMA

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RITUAL DE PURIFICACIÓN CON LOS MONJES DEL DALAI LAMA

Han protagonizado una vistosa ceremonia para eliminar energías negativas y armonizar mente y cuerpo de los participantes

El Foro Internacional de las Ciencias Ocultas y Espirituales, que está celebrándose en la Estación de Príncipe Pio, ha tenido el honor de presentar a los monjes tibetanos del Monasterio de Gaden Shartse, una delegación enviada por el máximo dirigente espiritual del budismo tibetano, el Dalai Lama Tensing Gyatso.


Muchos visitantes del Foro no han querido perderse el acontecimiento y han puesto buena cara al mal tiempo reinante en Madrid. Los monjes han oficiado una "puja" o ritual de purificación del medio ambiente, para eliminar las energías negativas, equilibrar los elementos naturales del lugar y liberarse de las cargas kármicas de vidas anteriores.









Una ceremonia tántrica en la que han entonado oraciones y han hecho sonar instrumentos de percusión, mientras el lama o maestro realizaba ofrendas a un bhodisatva o representación de Buda. Parte del público ha seguido el ritual con gran recogimiento.

Los monjes tibetanos ofrecen amuletos ritualizados contra las energías negativas y banderas de la buena suerte, así como objetos de artesanía tibetana, en un stand situado en el recinto del Foro, donde también atienden consultas de medicina tradicional y astrología. Lo que recauden se destina al sostenimiento de su monasterio, en el sur de la India, donde viven unos mil quinientos monjes.


RETORNO A BÉLMEZ

Casi cuarenta años después de su aparición, las enigmáticas "caras" de Bélmez no sólo siguen allí donde estaban, la modesta cocina de María Gómez Cámara en aquel pueblo de la provincia de Jaén, sino que otras nuevas han aparecido en la casa donde nació aquella mujer, ya fallecida.
A estas alturas, cuando parapsicólogos de todo el mundo han estudiado el fenómeno es cuando menos problemático mantener que se trate de un fraude. En cambio, con el tiempo se ha descubierto que el enigma encierra otros muchos enigmas, como un rompecabezas o un puzzle, en definición de Luis Mariano Fernández, periodista e investigador, que hace unos años realizó, junto con el también periodista e investigador Iker Jiménez, un exhaustivo estudio del fenómeno. El resultado fue un libro, "Tumbas sin nombre", compendio de todo lo investigado hasta entonces y de los trabajos realizados por ambos periodistas.

La conclusión fundamental de ese libro es que algunas de las caras corresponden ni más ni menos que a familiares de la propia María Gómez Cámara, trágicamente fallecidos durante la guerra civil en el asedio al cercano santuario de la Virgen de la Cabeza.

De todo esto ha hablado en su conferencia de esta tarde en el Foro de las Ciencias Ocultas Luis Mariano Fernández, director y presentador del programa de radio y televisión "Mis enigmas favoritos".

El no sólo conoció personalmente a María Gómez Cámara, sino que compartió con ella muchas horas de conversación y algún que otro secreto. Y afirma que lo que más le impresionaba, más que las caras, era la mirada de la propia María, una mujer especial, que convivió con esa historia más de treinta años, hasta su muerte, en febrero de 2004.

Un programa de televisión, en el que intervenían la propia María Gómez Cámara, una psíquica sevillana, Ana Castillo, y el hipnólogo Ricard Bru, le puso sobre la pista de una historia sensacional: la posible identidad de aquellas caras misteriosas que aparecían, desaparecían y volvían a aparecer en Bélmez.

En estado de trance, la psíquica veía un lugar lleno de cruces, oía llantos de niños y veía a un hombre a caballo, uniformado, rescatando a una niña. El hipnólogo pregunta a María si reconoce algo de todo esto, a lo que ella responde. "Mi familia murió así".

Efectivamente, su hermana, Isabel Gómez Cámara, su cuñado Miguel Chamorro Sánchez, uno de los guardias civiles defensores, y cinco sobrinas fallecieron en 1937, en el asedio al santuario de la Virgen de la Cabeza, un lugar donde había entonces y hay ahora muchas cruces. Un acción bélica que enfrentó un ejército de diez mil hombres a trescientos guardias civiles, encerrados con sus familias durante nueve meses. Algunos supervivientes han contado sus terribles experiencias en aquella cruel batalla.

 Sólo una hija del matrimonio, Amparo Chamorro Gómez, logró sobrevivir, rescatada por un guardia civil a caballo. Su hermana menor, Isabel, es quien proporcionó el único testimonio fotográfico que se conserva de aquella familia.



De inmediato se llevaron a cabo los estudios comparativos entre las primeras "caras" que habían aparecido y los rostros de aquellos retratos, con unos resultados sorprendentes. Los especialistas dictaminaron que unas y otros se correspondían.


"María creía que esas caras eran espíritus y por eso tenía siempre una vela encendida-asegura el conferenciante- pero yo creo que en su fuero interno ella sabía que formaba parte de las caras y que una parte de ella las producía. Un secreto que se llevó a la tumba. Ese suelo -añade Luis Mariano Fernández- era una pizarra, donde la humedad era la tinta y la propia María, la tiza, o el boli, o el lápiz. Pero la pregunta es: ¿quién movía ese lápiz? ¿Había fuerzas detrás de ella? Yo creo que sí".

Por último, ha adelantado su hipótesis de una especie de santuario o ventana en el más allá a la que puedan asomarse las almas que no descansan en paz. Y ha señalado que el fenómeno de las caras de Bélmez se alimenta de las energías de quienes van a verlas, porque cuando dejan de ser visitadas, el fenómeno languidece, se pierde.













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